Las consecuencias económicas y prácticas del Brexit están a punto de empezar a sentirse, terminado el periodo de transición que se dieron la Unión Europea y Reino Unido mientras negociaban un nuevo acuerdo comercial.

Dicho trato se selló el pasado 24 de diciembre, pero lo pactado no lo experimentará igual Irlanda del Norte que el resto de los involucrados.

Y es que, aunque forma parte de Reino Unido junto a Inglaterra, Escocia y Gales, Irlanda del Norte estará en una posición que muchos podrían catalogar de más ventajosa que la del resto.

El Brexit supondrá el fin del libre movimiento entre europeos y británicos y la aplicación de ciertas barreras al flujo de bienes y servicios que antes no existían.

Sin embargo, muchas de las nuevas limitaciones no aplicarán para Irlanda del Norte, que comparte frontera terrestre con la República de Irlanda, país que sigue perteneciendo a la UE.

Ciudadanos: Los nacidos en Irlanda del Norte tienen derecho tanto a la nacionalidad irlandesa como a la británica.

Aquellos que ejerciten ese derecho podrán retener la ciudadanía europea, algo que no está disponible para personas en todo Reino Unido que solo ostentan la nacionalidad británica.

Y esto tiene tanto consecuencias mundanas como profundas.

En primer lugar, aquellos con pasaporte irlandés podrán seguir usando las filas rápidas y puertas electrónicas destinadas para europeos en los aeropuertos. Esto les puede ahorrar esperas más largas.

Aquellos que tienen pasaporte británico, en principio, tendrán que pasar por la fila de los no europeos, por donde pasan el resto de otras nacionalidades.

Más fundamental: los que tengan pasaporte irlandés seguirán disfrutando de su derecho al libre movimiento de personas en la UE.

Esto significa que tanto ellos como sus cónyuges e hijos pueden vivir, trabajar y estudiar en cualquier país miembro del bloque sin necesitar visa y sin limitación de tiempo de estancia.

El jefe negociador de la UE, Michel Barnier, explicó esto durante un discurso en Belfast, la capital de Irlanda del Norte, en 2020.

«Si bien Irlanda del Norte ya no será parte de la UE, los nacidos y criados aquí que elijan ser ciudadanos británicos seguirán siendo ciudadanos europeos».

«Esto significa que podrán continuar mudándose y residiendo libremente dentro de la UE».

Estudiar en la EU:

Tras el Brexit, Reino Unido dejará de participar en el programa Erasmus, destinado a que los estudiantes europeos pasen un semestre o año en otra universidad de otro país miembro.

En su lugar, Reino Unido prepara su propio programa de intercambio, que se llamará Turing —en referencia al célebre matemático Alan Turing— pero del que todavía se desconocen la mayoría de detalles.

Sin embargo, los estudiantes de las universidades de Irlanda del Norte podrán continuar participando en el programa Erasmus debido a los fondos y la asistencia administrativa del gobierno irlandés.

El ministro de Educación Continua y Superior, Investigación, Innovación y Ciencia de Irlanda, Simon Harris, dijo que «El gobierno de Irlanda se compromete solemnemente con Irlanda del Norte a que, incluso tras el Brexit, nos aseguremos de que sigue habiendo forma de cooperar y colaborar con relación a la educación superior».

La financiación continuará disponible para los estudiantes matriculados a tiempo completo en las universidades de Irlanda del Norte.

No estará limitado a aquellos con pasaporte irlandés, sino que aquellos con pasaporte británico también podrán solicitutarla.

Comercio:

Las empresas británicas y europeas podrán seguir vendiendo sus productos al otro lado del canal de la Mancha sin que se apliquen tarifas. Así se estipuló en el acuerdo comercial alcanzado el pasado 24 de diciembre.

Pero los negocios en Gran Bretaña, el territorio formado por tres naciones de Reino Unido (Inglaterra, Gales y Escocia) pero que no incluye a Irlanda del Norte, afrontarán todo un nuevo sistema de barreras comerciales no arancelarias que incluye papeleo, certificaciones y controles aduaneros mientras entran en la UE.

Irlanda del Norte no afrontará estas barreras, ya que permanecerá dentro del mercado único europeo de bienes.

Esto es consecuencia del Protocolo de Irlanda del Norte, un acuerdo especial para prevenir la llamada «frontera dura» con su vecina República de Irlanda.

Por ejemplo, un camión con productos cárnicos de Irlanda del Norte puede subir a un ferry en el puerto de Dublín, en Irlanda, y desembarcar en puerto francés sin ningún tipo de papeleo o control.

Sin embargo, para que un camión similar viaje desde Escocia hasta Francia necesitará nuevos certificados sanitarios de exportación y las autoridades requerirán de una notificación previa a su legada.

Además, tendría que pasar por un control fronterizo donde la carga se examinaría físicamente.

Esto implica, por otro lado, la existencia de nuevas barreras comerciales dentro del propio Reino Unido.

Y es que, aunque ese camión cargado de carne escocesa podría trasladarse a Cardiff o Londres sin tener que pasar controles, al entrar en Irlanda del Norte sería como si entrara en territorio de la UE.

Por lo tanto, deberá someterse a la misma burocracia y control que si entrara en un puerto francés.

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